MOVIMIENTO Y NUTRICIÓN: EL DÚO PODEROSO CONTRA EL ENVEJECIMIENTO
Natanael Abraham Guerrero
Lic. en Nutrición Deportiva
Cosmic Coach
Socio IOS desde 2024
MOVIMIENTO: FACTOR FUNDAMENTAL
La ausencia de hábito de la activación física y movilidad ha propagado uno de los síndromes geriátricos más comunes, la Sarcopenia. Hoy en día, este fenómeno presenta retos grandes: aumentará la demanda de atención primaria de salud y de atención a largo plazo, también, se requerirá una fuerza laboral más numerosa y mejor capacitada, por lo que constituye un serio problema de salud, al aumentar la morbilidad y mortalidad. La adinamia (debilidad muscular) es frecuente en relación con el declive del funcionamiento físico, fuerza y masa muscular, ya que el cuerpo humano está diseñado para estar en movimiento y mantener su dinamismo uno de los factores fundamentales para mantener buena salud. Además de los desplazamientos a diferentes lugares, las habilidades motrices, como el desarrollo de la fuerza de sistema lacticos, ósea el acondicionamiento, está comprobado que es lo que mantiene el tejido vivo y el sistema óseo, sin duda es una de las herramientas fundamentales para la prevención de esta enfermedad.
PREVENCIÓN CON BUENOS HÁBITOS ALIMENTICIOS
Las personas, con el paso de los años y como parte del proceso de envejecimiento normal, desarrollan una pérdida progresiva de masa y fuerza muscular, que se acompaña de una disminución de la función del tejido muscular esquelético. No obstante, existe un elevado número de personas con problemas de obesidad que van a desarrollar una forma particular de sarcopenia conocida como “obesidad sarcopénica”, en la que se combinan las características de ambos procesos.
La Sarcopenia se inicia en la cuarta década de la vida y se acelera con el transcurso de los años. Más allá de los 50 años, se produce disminuciones anuales de la masa muscular de 1 a 2%, para llegar a los 80 años con una pérdida de hasta 45 %. Asimismo, es conocido que después de la cuarta década de vida se declina alrededor de 1.5 % anual, entre las edades de 50 a 60 años y después, 3%.
El factor de la composición corporal determina gran medida de la grasa tisular y general del cuerpo humano, mantener una composición sana es algo que no se toma mucho en cuenta, en realidad es un pilar fundamental para evitar la pérdida de la fibra muscular y evitar la acumulación de grasa, así como de radicales libres que circulan de mejor forma en el tejido adiposo y se proliferan. Estos son de los principales causantes del deterioro celular y envejecimiento prematuro. El consumo suficiente proteína de calidad, de preferencia de origen animal, así como las alternativas en ergogénicos (nutracéuticosen polvo) para las personas que no gustan de los alimentos de origen animal, es de suma importancia para el mantenimiento del tejido. La media recomendad de 1.4gramos a 2.4 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal, de preferencia libres de grasa.
SARCOPENIA Y ALGUNOS SITUACIONES CLÍNICAS ESPECIALES
Los cambios propios de la sarcopenia y la fragilidad están asociados con el dismetabolismo y el deterioro funcional. En el núcleo del mecanismo metabólico, la resistencia a la insulina y una mayor acumulación de grasa ectópica pueden jugar un papel de mucha importancia. Una alimentación con nutrientes bien distribuidos es fundamental para mitigar esta afecciones clínicas, suena trillado pero la base alimenticia debe ser la base para poder tener una buena calidad de vida. Sin duda, siempre han existido estrategias alimenticias para tratarlas y hoy en día, hay mucho más ayuda de suplementos moduladores y receptores de los glúcidos y de diversas hormonas (como la insulina), en el escenario de una persona que tiene resistencia para tener una mejor calidad de vida y prevenir diversas enfermedades metabólicas acompañadas de la sarcopenia.
El término "obesidad sarcopénica" (ObS) se utiliza con el fin de poder definir y diagnosticar a aquellas personas que de forma simultánea presentan cambios en la composición del músculo, con disminución de su masa, lo que contribuye a aminorar su fuerza y desempeño.
EJERCICIO FÍSICO & BUENOS HÁBITOS: PILARES FUNDAMENTALES DE PREVENCIÓN
La buena alimentación es fundamental para evitar cuadros clínicos como dismetabolismo de los lípidos y glúcidos que propician al aumento de la inflamación crónica, cardiopatías y potenciador de esta afección. El aumento de la inactividad física, el incremento de la masa grasa corporal y dosis elevadas de glucocorticoides se han identificado como los principales factores que predisponen a un incremento en el catabolismo muscular y óseo en esta afección, independientemente de la edad.
El ejercicio de fuerza, específicamente como promotor del mantenimiento de la masa muscular, la actividad o ejercicio anaeróbico, son la forma más apta para el mantenimiento de las fibras, al promover que las células reparen a un nivel apto. El entrenamiento con pesas puede proporcionar beneficios funcionales significativos, incrementos en las capacidades cognitivas, volitivas y una mejora en la salud general y el bienestar. De igual manera, un temprano enfoque terapéutico tiene gran importancia en la labor que desarrolla el sector salud, el desarrollo y la implementación de intervenciones efectivas contra estas afecciones, ¡deberían ser prioridad!
Desde mi punto de vista profesional y con los casos que he tenido oportunidad de tratar en personas adultas mayores en casos preventivos, todos las personas de edad avanzada deben ser informadas para iniciar una programación de ejercicio y continuar tanto tiempo como sea posible. De hecho, si realizamos una comparación con personas jóvenes, los ejercicios de fuerza en adultos mayores producen un incremento en la fuerza muscular menor en términos absolutos pero similares en términos relativos; para concluir a medida que sea más normal aplicar el acondicionamiento físico acompañado de una buena alimentación en estos casos es será una herramienta mucho muy relevante para la prevención y tratamiento de esta enfermedad.
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