¿HAY EDAD PARA REINVENTARSE?

No hay una edad exacta para reinventarse, pero el percibir la edad como una desventaja nos predispone negativamente. Para algunos, cada año cumplido no es un año más de experiencia que les permite ser más ágiles en el camino; por el contrario, ven cada año como una piedra que les ancla a donde están y les impide reinventarse. 
Nadie niega que con los años muchas de nuestras capacidades se ven mermadas, sin embargo, el mayor obstáculo de la reinvención son nuestras ideas preconcebidas de que con la edad todo empeora. Eso es totalmente erróneo. 
Muchos de los grandes libros, invenciones y proyectos son fruto de la edad madura. Tendemos a admirar las capacidades que tienen los niños para aprender, pero lo cierto es que como adultos tenemos habilidades con las que no contábamos en ese entonces. La capacidad de concentración, creación de estrategias mentales, paciencia, perseverancia, etc. 
Adquirimos muchas habilidades que nos ayudan a solucionar problemas más rápidamente. Entonces, ¿qué nos está frenando? Nuestro “yo saboteador”. Cuando eres niño, entre tú y el objetivo solo hay una cierta distancia. Si adquieres las cualidades necesarias, puedes superar los obstáculos y conseguir lo que quieres. Si tu “yo saboteador” constantemente te dice: “ya no tienes edad para eso”, “perdiste tu oportunidad” o “los hay más jóvenes”, y ves primero los obstáculos y no la meta, por muy joven que seas te sentirás viejo. 
NO ES UNA CUESTIÓN DE EDAD, SINO DE ACTITUD. 
Si vives más de recuerdos, que de esperanzas; de proyectos que pudiste haber hecho y no de los que puedes hacer ahora, tengas la edad que tengas, eres un ser jurásico. Hoy mismo puedes cambiar tu forma de pensar, es decir, es el día perfecto para reinventarte. 
Reinventarse no quiere decir poner tu vida cabeza abajo, ni cambiarla radicalmente. Algunos tal vez necesiten hacer una reinvención drástica y otros una pequeña transformación para seguir sintiéndose satisfechos en su vida. 
Antes de decidir en qué aspecto de tu vida te reinventarás, debes responderte estas dos preguntas: 
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¿ERES LO QUE QUERÍAS SER O BUSCASTE SATISFACER LAS EXPECTATIVAS DE OTROS? 
Hay quienes, inconscientemente, buscan la constante aceptación de otros. En particular de los padres o las personas que son fuente de referencia emocional. Eso provoca que cuando llegan a adultos y han conseguido aquello de lo que sus padres se sienten orgullosos, muchos se plantean dar un giro en su vida profesional o incluso familiar, por no haber escuchado sus verdaderas necesidades. 
Hay incluso los que basan su elección de pareja en satisfacer las expectativas de la familia y se casan con esa persona aceptada por los suyos o por la religión, y no con aquella de la que están enamorados. Plantéate si tu vida ha sido un intento de complacer las expectativas de otros o si de verdad lo que estás haciendo es lo que te hace sentir más satisfecho. 
¿HAS CALCULADO CUÁNTO SERÁ EL COSTO EMOCIONAL DE REINVENTARTE? 
A veces, conseguir una meta a cualquier precio tiene un costo emocional incalculable. No es una cuestión de dejar todo, sino de establecer prioridades y valorar qué aspectos de tu vida puedes prescindir y cuáles nunca estarías dispuesto a sacrificar. Si para lograr un objetivo profesional o estar con la persona que amas, llegas a dejar de lado facetas de tu vida que son muy importantes para ti, el precio a pagar puede convertirse en sacrificar tu propia felicidad. 

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SILVIA OLMEDO 
PSICÓLOGA 
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