WORK-LIFE BALANCE: LOS RETOS PARA LOGRARLO
María Concepción del Alto Hernández PhD
Directora de la Maestría en Finanzas EGADE Business School
Copresidenta del Premio a la Equidad de Género IMEF-MEF
La dinámica del ritmo de vida actual y la velocidad a la que avanzan los negocios, hace más exigente el entorno laboral, donde el balance de vida y trabajo resulta cada día más retador para los colaboradores, siendo la familia la que resulta más afectada.
Alcanzar el balance entre el bienestar personal, la familia y el trabajo es un desafío importante, más aún para los que son padres. Un aspecto relevante en esta ecuación es el tiempo dedicado al trabajo, ya que incide directamente en el nivel de estrés de los individuos.
EL ANHELADO BALANCE
Existen estudios que evidencian una relación de horas trabajadas con nivel de estrés y es algo en lo que las empresas deben poner énfasis. De acuerdo con cifras de los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD, por sus siglas en inglés), el 10% de los colaboradores labora 50 horas o más a la semana en un trabajo remunerado, donde México es el país con el porcentaje más alto con un 27%, seguido por Turquía con cerca de 25% y Colombia, con un 24% de sus empleados. Sin embargo, si comparamos esta cifra con países desarrollados como Alemania, por ejemplo, solo el 4% de los empleados trabaja jornadas largas.
En este estudio, en promedio un empleado de tiempo completo dedica el 63% del día (15 horas) a su vida personal, siendo la misma medida para hombres y mujeres; tiempo que le permite disfrutar de actividades como dormir, practicar un deporte, ver televisión, convivir con la familia y amigos, entre otros.
La diferencia entre los países que tienen mejores estándares de vida radica en la aplicación de políticas que apoyan los modelos de trabajo con jornadas completas pero siendo más productivos, así como esquemas flexibles que permiten al individuo tener una carga de trabajo que pueda alinearse con su vida personal-familiar. Adicionalmente se fomenta una distribución equitativa de trabajo hombre-mujer, además de programas de apoyo a la atención a la niñez con calidad y a menor costo; algo muy lejos de lo que vivimos en Latinoamérica.
En la actualidad, las organizaciones que buscan dar un giro a un modelo de empresas conscientes, buscando poner más énfasis en el bienestar de sus colaboradores deben analizar estos retos, aplicando los esquemas que les permita preservar su talento humano y de esta forma poder alcanzar sus objetivos de largo plazo.
LOGRAR EL DESEMPEÑO IDEAL
Una falta de balance de vida tiene consecuencias importantes a nivel personal y en la sociedad, primeramente, la afectación en la salud física y mental, que incide en el entorno familiar y en el desempeño laboral. De igual forma una deficiente atención en el cuidado de la familia detonará en problemas sociales como depresión, ansiedad, suicidios, violencia; entre otros. No poner atención en estos temas por parte de las empresas o gobiernos resulta muy delicado Y llevará a tener consecuencias importantes en un país.
Un aspecto importante que también debe considerarse, es la distribución desigual de las cargas de trabajo remunerado y no remunerado entre hombres y mujeres, de acuerdo con reportes del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) persiste esta brecha, lo que obliga a las mujeres a realizar una doble jornada laboral. Se tiene claro que los roles tradicionales de género asignan a las mujeres la labor del cuidado doméstico y a los hombres la responsabilidad de generar ingresos, un patrón cultural que es difícil cambiar en algunas regiones.
LA DISTRIBUCIÓN DE TIEMPO
De acuerdo con el mismo organismo, si se considera el trabajo asalariado y el doméstico, cada semana las mujeres trabajan, en promedio, tres horas más que los hombres. Además, destinan el doble de tiempo a labores no remuneradas, incluso aquellas que cuentan con un empleo de tiempo completo. Esta distribución desigual del tiempo tiene consecuencias negativas para las mujeres que derivan en problemas de salud física y mental ocasionados por la fatiga laboral o lo que conocemos como burnout.
La Organización Internacional del Trabajo reportó que la participación de la mujer en la fuerza laboral disminuyó de un 45% a un 43% con la pandemia por COVID 19, viéndose obligada a generar autoempleo por ser la actividad que le permitía mayor facilidad de cuidado de la familia. Esta circunstancia es delicada ya que pierden las condiciones de seguridad social y sus beneficios, así como la afectación para las organizaciones de perder ese talento.
EL ESFUERZO EN MÉXICO
Es por ello que resulta imperativo que se sumen esfuerzos de la iniciativa privada y el gobierno para promover los incentivos y mecanismos que atiendan estos temas. En nuestro país tenemos la Norma 035 que busca prevenir los riesgos psicosociales y en fecha reciente se aprobó un periodo mayor de vacaciones por hasta 12 días a partir del primer año de empleo. De esta forma se busca alinearse a estándares internacionales donde se tiene un piso de 18 días.
En México, los organismos de la iniciativa privada como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), buscando alinearse a los ODS de la ONU, ha puesto en marcha mesas de trabajo donde se discuten estos temas, buscando promover políticas en las empresas que abonen a un mejor balance de vida y trabajo.
De igual forma el Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas (IMEF) se suma a esta tendencia, reconociendo su importancia y abriendo espacios para promoverlos. Tal es el caso del Foro Work Life Balance que organiza cada año con participantes de primer nivel, quienes exponen casos de éxito en el manejo que están haciendo en sus prácticas laborales. También han lanzado el Premio a la Equidad de Género en alianza con el grupo de Mujeres en Finanzas, entregándose la primera edición en junio de 2022, contando con la participación de más de 50 empresas, y que tiene como propósito dar un reconocimiento a las empresas con mejores prácticas en apoyo de la mujer y la forma en que fomentan su crecimiento profesional y menor brecha salarial. Así mismo han creado el Comité de Cultura e Inclusión que opera en la misma línea, analizando este tipo de problemáticas y la mejor forma de abordarlas.
Estas iniciativas que se están dando a nivel mundial, buscan tener un beneficio para los empleados, esperando tener un impacto positivo en los negocios logrando una mayor productividad, así como poder atraer y retener el talento.
Las nuevas generaciones ya nos solo ven el tema económico, sino que buscan trabajar en organizaciones que tengan un propósito y les permitan tener un anhelado equilibrio en su vida.
Correo: mdelalto@tec.mx